martes, 18 de junio de 2013

Me hacen gracia los guiris 7

¡Holiis lectorees!
Sé que os dije que os subiría la maratón este fin de semana pasado, pero no sé qué hago con mi tiempo que se me va de las manos (Por cierto esto me recuerda que si queréis leer un pequeño relato que escribí lo encontraréis clicando aquí -------> Tic. Tac. )
Vale, también quiero pediros un favor, hace tiempo escribí un relato/reflexiones mías y me gustaría que lo leyerais (Por favor, esto solo os lo pido como a favor, no como obligación, así que si no queréis leerlo no pasa nada) y me dijerais si os ha gustado. Si lo queréis leer es aquí -------> "Querido Pasado".
¡Otra cosa! A partir de hoy, al final de cada entrada podréis valorar cuánto os ha gustado :) Por favor, esto si os lo pido, para saber cómo debo seguir haciéndolo necesito vuestra valoración. Graaciaaaas ^_^
Y, ahora, sin más demora (¡Mira rima! hahaha ocno) aquí tenéis la maratón. Espero que os encantee jejeje (Haced vuestra valoración abajo) ¡POR CIERTO! ¡¡TENÉIS UN LINK DEBAJO DEL CAPÍTULO 7 PARA PODER SEGUIR LEYENDO EN EL CAPÍTULO 8!! Que hoy hay maratón de 2 capítuloooos ^_^
Besitoooos, se os quiere mucho, mucho, mucho.

CAPÍTULO 7


- Ahora, por fin, eres toda mía, ¿verdad?- Me esté mirando fijamente, lo que, después de sus últimas palabras, aún me intimida más.

No soy capaz de darle una respuesta, porque, ¿Qué respuesta sería la correcta con lo que me ha dicho?

Se me acerca a paso tranquilo y, a la vez, intimidatorio mientras yo, en un intento de coger más fuerza e mi misma, me agarro al borde de la mesa. Él sonríe y provoca que mi corazón aún se estruje más de lo que ya estaba y que me lata más rápido y fuerte. Creo que es imposible que con la distancia a la que ya ha llegado Simon no escucho mis propios latidos.

Con un par de zancadas más llega a estar frente mío, casi, solo casi, en la misma posición que habíamos quedado instantes antes en la cocina.

- Mmmh...- Murmura cuando pone una mano en mi cintura y su boca junto a mi oreja, haciéndome sentir su respiración que provoca olas de escalofríos de deseo en mi.- Seguro que eres deliciosa...- Estas palabras hacen que apoye mis manos en su pecho.
- Simon, yo no...
- Sí, como decía... Mmmmh... Deliciosa.- Me corta diciendo estas palabras y dejándome a mí sin entender nada.
- ¿Qué...?- Lo empujo un poco con las manos que tenía apoyadas en él y me separo para verle.

No me lo puedo creer... ¡Ha estado jugando conmigo! Veo que se está comiendo un trozo de pizza.

- ¿No quieres probar un poco, Laura?- Me observa divertido.- Por cierto...¿He dicho ya que la pizza está deliciosa?
- ¡Eres...-Murmuro incrédula.
- ¿Qué pasa? ¿No quieres cenar ahora?- Habla haciéndose el inocente.
- ¿Sabes? Tú aún no me conoces bien y no sabes de lo que soy capaz, así que no juegues conmigo.- Digo amenazante pero no es tan solo una amenaza en vano, no, es una advertencia porque esta se la devolveré.
- ¿Debo tener miedo?- Eleva una ceja curioso.
- Como creas.- Le dejo con la duda y me siento en la mesa para empezar a comer la pizza.


**********
Al poco rato terminamos de cenar. Yo me levanto de la mesa y recojo mi plato y las cajas de las pizzas mientras le voy hablando.

- Simon,  ¿Quieres alguna cosa de postre?- Le pregunto.- Tengo un poco de helado de chocolate, yogures, fruta...- Voy ofreciéndole al mismo tiempo que yo cojo una manzana y vuelvo al comedor.- Así que, ¿Qué dices?

Él me mira fijamente y se le escapa una pequeña sonrisa.

- ¿Una manzana?- Pregunta.

Yo miro la manzana que he cogido extrañada.

- Sí, es mi postre, ¿Quieres una?- Vuelvo a ofrecerle.

Me vuelve a echar una mirada extraña.

- ¿El fruto prohibido? ¿Estás intentando tentarme?- Habla picarón.
- ¿Qué?- Digo confusa, pero caigo en que está haciendo referencia la historia de Adán y Eva.- Vale, primero que todo, que sepas que en la Biblia nunca, óyeme, nunca se hace referencia al fruto prohibido, en ningún momento se dice qué fruto es.
- ¿Ah, no?- Pregunta cuando se levanta de la silla y se me acerca un poco.

Sin demostrarle cuánto me afecta su cercanía le contesto y mientras hablo voy hacia la mesa recogiendo lo que falta y dejando allí mi manzana.

- No, realmente fue culpa de las personas y los pintores que en sus cuadros mostraron la fruta prohibida como una manzana pero nunca se dijo cuál era.- Hablo mostrando suficiencia con mis conocimientos.- Así que ¿Con qué esperabas que te tentara?- Digo con el mismo tono picarón que él.

El ríe y mira hacia un lado, mostrando, tan solo por un segundo, timidez, pero luego me vuelve a mirar con seguridad.

- Si te digo que tengo la mente un poco sucia, ¿Entenderás a lo que me refiero?- Me mira achinando los ojos.
- Mmmm... Me lo pones difícil...- Me hago la tonta.- La verdad es que me cuesta entender a lo que te referías.- Digo divertida cuando me vuelvo a sentar en la silla para comerme la manzana.
- Así que te cuesta, eh...- Murmura bajito Simon mientras vuelve a acercarse a mí poniéndose justo detrás de mí, poniendo las manos en mis hombros haciendo movimientos relajantes y agachándose para tener su cara justo al lado de la mía.- Y si hago esto ¿Te ayudo a saber a lo que me refería?
- Puede... Pero no lo tengo claro del todo...- Sigo divirtiéndome con esto pero no tanto como antes, me estoy poniendo cada vez más nerviosa.
- ¿Y con esto?...- Pregunta suavemente mientras roza su cara con mi mejilla y luego noto como aspira mi aroma.

Yo me quedo muda, esta vez no creo ser capaz de seguir con este supuesto juego.

- ¿O mejor así?-Baja sus manos de mis hombros y va bajándolos acariciándome los brazos hasta las manos que entrelacemos nuestros dedos.

A mí con esto se me escapa un suspiro de deseo. Y sin poder evitarlo más giro mi cabeza hacia la derecha dónde me encuentro con sus ojos profundos e hipnotizadores.

- Eh...- Intento decir algo, pero solo me salen balbuceos. Inspiro profundamente y finalmente consigo decir:- Simon es tarde, será mejor que te vayas.- Le suelto.

Una vez he dicho esto me siento mal, ¿Qué es lo que he hecho? ¡Si yo no quiero que se vaya! ¡Quiero que siga así! Que me acaricie, que me mime, que me bese y que me tiente a más.

Veo por su reacción que no le ha sentado nada bien lo que he dicho.

- Yeah, sure. (Sí, claro)- Me contesta mientras se pone recto y deja de tocarme; al momento que lo deja de hacer me siento fría, sola y completamente tonta por lo dicho.

Simon va hacia el sofá, donde había dejado su chaqueta, la coge y me mira.

- Bueno, gracias por la cena.- Dice mientras me levanto y él se dirige hacia la entrada.- Buenas noches, Laura.- Se despide cuando yo le abro la puerta de casa invitándole a marchar.

Me siento tonta, tonta, tonta. ¿Por qué lo echo? Realmente me gustaría que se quedara pero... No, no se puede quedar, definitivamente, no.

- Buenas noches, Simon.- Le digo yo y entonces él da un paso hacia mi y me da un beso en la frente.

Luego echa a caminar y recorre el pasillo para ir hacia las escaleras y bajar.

Yo cierro la puerta y me apoyo en ella. Una parte de mí, la racional, ha hecho que hiciera que este chico marchara, pero mi otra parte, no tan racional, claro está, desea terriblemente que Simon se quedara haciéndonos achuchones toda la noche.

Entonces en un impulso abro la puerta para seguirlo pero no hace falta porque Simon está aquí frente mío.

- ¡Vaya! Pero si aún no había llamado.- Comenta él.
- Simon...- Murmuro.
- Lo siento, es que creo que se me han caído las llaves del coche y venia para...- No le doy tiempo a seguir hablando le cojo por el cuello y me pongo de puntillas para besarle y lo hago. Junto nuestros labios y Simon sin esperarlo y sorprendido lo sigue profundizando más el beso mientras me coge por la cintura y me aprieta más contra su cuerpo. Sus labios se mueven con seguridad y se muestran suaves a mi tacto. Él me muerde el labio inferior y yo sonrío haciendo que nuestros labios se separen.

- ¿Y esto?-Pregunta Simon.
- Supongo que he seguido el ejemplo de Eva y he caído en la tentación de la fruta prohibida.- Sigo sonriendo feliz.
- Así que yo soy tu fruta prohibida.- Concluye él.
- Sí, pero una fruta prohibida deliciosa.- Se me escapan estas palabras de mis labios.

A Simon se le escapa una risa y me da un suave y corto beso.

- Y ¿Ahora qué?- Vuelve a preguntarme él.
- Ahora no quiero que te marches.- Le contesto.
- Primero quieres que me vaya y ahora que me quede. Vas a volverme loco.- Habla él con una sonrisa en sus labios.
- Eso es lo que quiero, volverte loco.- Le acabo diciendo.

¡Dios! ¡Qué cosas estoy diciendo! Nunca había sido tan atrevida con nadie.

Simon, sin poder contestarme de otra forma vuelve a unir nuestros labios y mientras nuestro beso hace que se encienda fuego dentro de mi, él con el pie cierra la puerta de entrada y empieza a caminar haciendo que yo me agarre aún más fuerte a su cuello mientras camino de espaldas. Él nos acaba trayendo al sofá donde, sin separarnos el uno del otro nos tumbamos con él encima mío, que hace que me hierva aún más la sangre. Si se puede aún más, profundizamos más el beso explorando cada rincón de la boca del otro. Su contacto, su suavidad, su calor me hace sentir segura. Con una mano hace todo un recorrido desde mi cadera y va subiendo arriba llegando hasta mi hombro y allí vuelve a bajar por mi brazo.
Entonces sus labios se separan de los míos dejándome todo un rastro de besos que pasan desde mi boca, por la mejilla, el cuello, hasta el hombro, donde allí hace que toda yo me excite y tiemble de deseo.



SIGUE LEYENDO EN EL CAPÍTULO 8

¡Y VALORAAAD AQUÍ DEBAJO!

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