sábado, 8 de junio de 2013

Me hacen gracia los guiris 6

Holaa :)
A ver, para empezar me gustaría disculparme por la tardanza. Es solo que he ido atareada y esta última semana pensaba subiros el capítulo pero he estado enferma con fiebre y luego me han venido todos los exámenes finales de golpe así que hasta hoy no he podido ponerme en el ordenador para colgároslo. Así que gracias por la paciencia y lo siento, prometo subiros maratón el fin de semana que viene como recompensa. Os lo subiría este, pero durante esta semana aún me quedan exámenes y debo estudiar. Deseadme suerte con los finales y también suerte para los que también los estáis haciendo, sé la tortura que es.
Gracias por seguir aquí. :3
¡Un besiin! <3

CAPÍTULO 6


Las piernas me tiemblan con cada paso que doy, ¿Qué voy a hacer si Ricardo me despide? No. No puedo pensar en esto, solo ha sido un error que he cometido por culpa de Simon y no voy a dejar que me influya nunca más.

Doy unos suaves golpecitos en la puerta que está en frente de mí y espero. Desde dentro oigo la indicación:

- Adelante.

Me armo de valor, cojo aire llenando mis pulmones y abro la puerta.

- Laura- Me saluda cordialmente.- Venga, siéntate.- Pide.

Ricardo siempre ha sido muy comprensivo conmigo, realmente fue gracias a una pequeña casualidad que lo conocí y entonces, como sabía que yo iba escasa con el dinero me ayudó a conseguir trabajo aquí, en el Reach Break.

- ¿Puedes contarme qué es lo que ha pasado allí fuera, por favor?
- Lo siento Ricardo. Yo no quería provocar tanto alboroto, Simon llegó y yo estaba enfadada y...
- Espera, ¿quién es Simon?- Pregunta curioso él.
- Es uno de los chicos que está de Erasmus en la misma universidad que yo y que se hospeda aquí pero...
- Así que es un cliente.- Concluye.
- Sí, pero...
- Laura.- Me corta.- Las normas que tenemos aquí son bien claras y sencillas y una de ellas es que antes de nada va el cliente y que el cliente siempre...
- Sí, ¡Lo sé! "El cliente siempre tiente la razón". Pero esta vez no estaba hablando con Simon respecto a nada del hotel. Era una cosa personal y...
- Pues si se trataba de algo personal deberías haberlo hecho fuera del horario de trabajo.- Acaba diciéndome con tono duro.

Yo, sin poder decir nada, bajo la cabeza sintiéndome arrepentida. En aquel instante no pensé en mi trabajo, tan solo estaba enfadadísima con Simon por decidir por mí y quería desahogarme.

- Laura, sé que eres una buena chica, créeme, si no, no te hubiera ayudado a conseguir el trabajo, así que por esta vez...- echa un suspiro.- te salvas, pero que no se repita. ¿Entendido?

Mis ojos se iluminan de ilusión de tan solo escucharlo.

- ¡Sí! ¡Claro! Gracias, de verdad, yo... Me comportaré la próxima vez.

Me levanto de la silla y me dirijo a la salida, no sin antes volver a agradecerle la compasión que ha tenido conmigo.

**********

Ya ha acabado mi turno de trabajo y no he vuelto a ver a Simon para nada, al menos esta vez he tenido un poco de suerte.

- ¿Ya te vas Laura?- Me pregunta Pablo.
- Sí, ¿por qué?- Le pregunto yo extrañada por la pregunta de él delante de la evidente respuesta.
- No, pensaba que hoy querrías venirte otra vez con nosotros al bar, pero no pasa nada.- Se empieza a ir con cara triste.
- ¡Pablo!- Después de haberle llamado ya me arrepiento de la oferta que le voy a hacer.- Si salís mañana, como es sábado ya vendré.
- ¡¿De verdad?!- Dice con evidente emoción.

Le asiento con la cabeza mientras le sonrío.

- ¡Genial! Ya se lo diré a Clara.- Esta vez sí que está emocionado y yo, sin evitarlo, ruedo los ojos.
- ¡Adiós Pablo!- Le digo sin obtener respuesta alguna por parte de él debido a su presente felicidad.

La verdad, un poco de felicidad de Pablo también se me ha pegado porque cuando salgo del hotel llevo una sonrisa implantada en mi cara difícil de cambiar. Pero mis pensamientos alegres se desvanecen de golpe.

- Laura, te estaba esperando.- Me dice Simon.
- Como si me fuera a importar.- Murmuro enrabiada.
- Por favor, solo escúchame.- Suplica.- Te prometo que no te arrepentirás de escucharme.- Va diciéndome mientras voy siguiendo caminando.
- Vale, habla. Tienes de tiempo hasta llegar a mi casa.- Me resigno a escucharlo.- Pero que sepas que voy a seguir enfadada. ¡Me acabas de conocer y te entrometes en mi vida! ¿¡Pero quién te crees!?
- Tan solo quería ayudarte, Laura.
- Pues como comprenderás no lo has conseguido.
- ¿Puedo contarte mis razones?- Me pide con un poco de temor en mi reacción.
- ¡Sí! ¡Claro que sí! Pero lo que no te aseguro que haga es creerte.
- Pero intentaré que lo hagas.- Dice sorprendiéndome.

Nos quedamos un rato en silencio y a mí me pone tensa, así que decido romperlo yo.

- Queda medio camino hasta mi casa, se te acaba el tiempo, si quieres estarte todo el resto del trayecto callado, por mi mejor, adelante.

Noto como suelta un suspiro y empieza a contarme:

- Cuando salí de tú casa, él estaba allí y... Habló conmigo. Me pidió que hablara contigo y te convenciera sobre que él había cambiado y que no te volvería a abandonar. ¡Sé que te acabo de conocer! Pero... Cuando tú me contaste la versión de la historia parecías tan... indefensa, dolida y... arrepentida que...
- ¡Ha! ¿Arrepentida? ¿Yo? ¿De qué?- Protesto. ¿Con qué derecho me habla así como si me conociera a la perfección?
- Yo no he dicho que supiera el motivo de tus emociones, tan solo digo que es así como te vi ayer.- Hace una pausa.- Laura, tu hermano me dijo que solo te pidiera que le dieras una oportunidad para demostrarte que no te volvería a defraudar y... Todo el mundo merece segundas oportunidades.
- Estoy de acuerdo con eso, pero la de Sergio no es ni la segunda, ni la tercera oportunidad que le doy, ya van demasiadas y... No puedo, no aguanto más esto.- Siento como mi mundo se va derrumbando, pensarlo es una cosa, pero admitir en voz alta que no puedo aguantar sufrir todo esto... me mata.
- Pues no lo hagas. Pensaba que hacía lo mejor para ti, pero si no ha sido así, lo siento.- Suena sincero.- ¿Algún día me perdonarás?

Le miro un poco arrepentida por mi reacción ante él, solo quería ayudarme y... se había equivocado, no se lo podía estar reprochando siempre.

- Supongo que será el día que te pida, esta vez, sinceramente, que no te alejes de mi lado.- Le digo en tono de broma para romper la situación tan tensa que había entre nosotros unos segundo atrás.- Siento haber reaccionado de esta manera. Todo en relación a Sergio yo... Solo te pido que no hagas nada en cuanto a eso y no le cuentes a nadie que es mi hermano, por favor.- le suplico esta vez yo.
- Hecho- Responde sonriente.

En pocos minutos llegamos a mi casa y mientras yo abro la puerta del portal, sin poder resistir la tentación que tengo, sin saber el motivo, le pregunto:

- ¿Quieres entrar?- Me sonrojo en tan solo decírselo.
- ¿Estás segura?- Pregunta él frunciendo el ceño.
- No, supongo que me arrepentiré de habértelo ofrecido, pero si quieres...
- De acuerdo.- Me corta él mientras me ofrece una sonrisa.

Subimos las escaleras en silencio y al entrar y cerrar la puerta noto como la sangre sube a mis mejillas y arden. ¿Por qué me sentiré tan nerviosa?

La verdad es que sí, desde la primera vez que le vi me llamó la atención. ¡Si hasta me fijé en él que en las pintas de Tom! Pero su actitud egocéntrica y de creído hacían que me provocara y me cabreara, aunque ahora que está más o menos todo arreglado creo que puedo permitirme sentirme atraída hacia él.

- ¿Te pasa algo?- Me llama la atención Simon.
- ¡No! ¡No!- Salto enseguida.- Estaba pensando en que no tengo nada para cenar,- intento disimular-¿quieres que llame para que nos traigan la comida?
- ¿Me estás diciendo que me quede a cenar?
- Eh... Bueno... Ya es tarde y... ¿¡Qué importa!?- digo sin sentido alguno- ¿Te vas a quedar a cenar o no?
- Bueeeeeno... Si me lo pides así, me quedaré.- Contesta divertido.
- Imbécil.- Le suelto.
- Preciosa.- Abro lo ojos completamente sorprendida, en mis oídos solo se oye el latido de mi corazón al mismo ritmo que resuena la palabra "preciosa" en mi cabeza.
- A... a... ¿A qué viene eso?- Digo con un ligero tartamudeo.
- ¿A qué viene lo de imbécil?- Frunzo el ceño por su respuesta.
- ¿Acaso no lo eres?- Contesto, esta vez yo, en tono infantil.
- Y ¿Acaso no eres tú preciosa?
- ¡Deja de decir eso!- Protesto.- Voy a llamar al Telepizza.
- Así que solo me invitas a una pizza...¡Qué poco romántico!- Sigue hablando con un tono juguetón, quiere picarme.
- ¿Quién ha dicho que esto fuera una cita o algo por el estilo? Además, tampoco he dicho que fuera invitarte...
- Mmmh... ¡Cierto!- Se sienta en el sofá junto a Ren, esta vez sin reaccionar delante de su presencia.- Supongo que me he hecho demasiadas ilusiones.- Chasquea con la lengua.
- ¡Vaaale! Ya te invitaré yo...- Digo quitándole importancia.
- De acuerdo, aunque no me refería a eso.- Yo no le entiendo así que mientras marco el número del Telepizza le hago una mirada confusa.- Preferiría invitarte yo y que fuera una cita.

Yo me quedo sin habla pero, por suerte y salvándome de esta situación, al otro lado de la línea me contestan y me preguntan qué es lo que quiero pedir así que le digo dos pizzas al azar y cuelgo.

- En media hora me han dicho que nos las traerán, ¿Quieres tomar algo mientras?- Le ofrezco intentando no pensar en sus últimas palabras.
- No, estoy bien, gracias.

En ese momento también me responde mi gata con un dulce maullido, yo sonrío a la vez que veo que Simon también lo hace.

- Pero creo que alguien sí que quiere algo- comenta él enseguida.
- Sí, voy a preparárselo, mientras si quieres puedes encender la tele o... lo que quieras.

Salgo del comedor y voy a la cocina con mi gata pisándome los talones impacienta pidiéndome de comer. Yo le preparo una pequeña lata de mousse en un plato y se lo dejo al suelo. Inmediatamente ella ataca la comida.

- ¿Ya está satisfecha la gata?- Pregunta Simon cuando vuelvo al comedor y me siento junto a él.
- Eso parecía, ¿Qué estás mirando?
- Nada en concreto, no hay nada de bueno para ver en la tele.- Comenta él distraídamente.
- Mmmmh... Entonces, ¿Te parece bien si preparamos la mesa?
- Perfecto, así hacemos tiempo hasta que nos traigan las pizzas.

Me levanto y le doy un mantel para que lo ponga encima de la mesa mientras yo me dirijo a la cocina para coger los vasos y los cubiertos, pero antes de poder girarme para volver al comedor noto las manos cálidas de Simon apoyadas en mi cintura. Sin poder evitar la terrible atracción que siento yo y para no perder la compostura dejo los vasos y los cubiertos, que tenía en las manos, en la encimera e intento calmar mis latidos y mi respiración acelerada.
No quiero girarme y sentir aún más su cercanía, pero sin resistirlo inclino un poco mi cuerpo hacia el suyo, que está en mis espaldas.

- ¿Me dirás por qué has querido invitarme a tu casa?- siento su aliento susurrándome muy cerca de mi oreja, tanto, que parece que en realidad su voz esté dentro de mi cabeza.
- Supongo que es porque no quería que te fueras de mi lado...- Digo intentando mantener una actitud irónica para quitarle un poco de importancia a la situación.
- Mmmm...- Hace una especie de gruñido que me atrae aún más hacia él.- Mentirosa.- Noto un poco de sorna en su voz pero no tengo tiempo a rechistar por lo que me ha dicho. Con sus manos que tenía apoyadas en mi cintura hace que me dé la vuelta y quedemos frente con frente.
- ¿Qué quieres?- Pregunto sintiéndome indefensa delante de su intensa mirada.
- ¿Qué quieres tu?- Me devuelve la pregunta al mismo tiempo que una de sus manos sube por mi espalda.

Cierro los ojos un instante en un intento de recuperar mi sentido común pero antes de que pueda volver a abrirlos noto como Simon se ha acercado aún más a mí y nuestros labios se rozan. Sé, por cómo es él, que quiere que me tire yo en sus brazos e inicie el beso que tanto él como yo deseamos en este momento pero por mi orgullo intento contenerme.
Siento que él también tiene la misma atracción hacia mí y que tampoco puede resistirse mucho. Simon mueve en un poco su cabeza haciendo que nuestras narices se acaricien la una a la otra y haciendo que ese pequeño roce entre nuestros labios que había antes, aumente.
Pero justo cuando mi contención no aguantaba más suena el timbre de casa y consigue que me pueda liberar de ese momento...

- Must be kidding, right? (Tiene que ser broma, ¿no?)- Murmura él en tono fastidiado.

Yo, sin responderle, me separo de él y voy a abrir la puerta un poco agitada y acalorada.

- Hola- Dice el repartidor con dos cajas en las manos- eran una margarita y otra de atún, ¿verdad?
- Correcto- Le contesto intentando disimular mi estado mientras le ofrezco una sonrisa.
- Pues van a ser... quince con sesenta.
- Un segundo.- Le pido mientras voy rápida al comedor dónde Simon ha vuelto, pero sin mirarlo por miedo a no poder resistir mi tentación cojo el bolso que había dejado y dentro busco el monedero y vuelvo a la puerta. Saco dos billetes y una moneda de dos euros.- Toma, gracias.- Le digo mientras intercambiamos el dinero por las pizzas.- quédate el cambio.

Y en ese instante cierro la puerta,quedando, otra vez, solos Simon y yo.

Voy hacia la mesa del comedor y dejo allí las pizzas. Entonces, desvío mi mirada hacia Simon, me sonríe picarón y dice:

- Ahora, por fin, eres toda mía, ¿verdad?


CONTINUARÁ ^_^

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