domingo, 3 de marzo de 2013

Between sugar and love 7 & 8


MARATÓN CAPÍTULOS 7 Y 8


CAPÍTULO 7


Ángel me hacía sentir como en casa, protegida, sin nada que temer. Con su abrazo me sentía bien. Estaba dejando de llorar, pero aún sentía el dolor. 

- Lia...Sshhh... Tranquila, respira.-Me hablaba con un tono cauteloso, temía mi reacción...

No podía dejar de sollozar. Me costaba coger aire, notaba un nudo en mi garganta que me lo impedía.
Oí unos pasos de alguien.

- ¡Lia!- Levanté la cabeza y vi a Carol.- ¡Lia! ¿Qué ha pasado?- Sentí como Ángel dejaba de abrazarme. En ese momento me sentí perdida, pero entonces, mi mejor amiga vino hacia mí y me cogió las manos mirándome fijamente en los ojos.- Natalia- ¡Cuánto odiaba ese nombre! Y más ahora.- Basta. No puedes seguir así.
- Pero tú...-Intenté hablar, pero fui interrumpida por mi llanto y por mi amiga.
- No. Natalia, sé que es por tu madre, y también sé que no puedes seguir así.-Carol también tenía los ojos humedecidos.- Te estás haciendo daño. Desde el accidente...
- Carol...No, por favor...- No podía nombrar a mi padre ahora. No. No, podía.
- Carol, será mejor que vayáis a la trastienda, allí podréis hablar con más intimidad.- Dijo Ángel. Pero no lo dijo como una opción, su tono era el mismo que usaba para dar órdenes.

Carol asintió y me llevó con ella. Cuando cerramos la puerta que comunicaba con la tienda, Carol volvió a hablar.

- Natalia, llevo conociéndote desde los seis años. Desde el accidente de tu padre.- No quería oír nada. Me sentía abrumada por todo. Por mi madre, por el abrazo de Ángel, por las palabras de Carol, por el accidente de mi padre... Por mi nombre que tanto odiaba. Solo podía llorar y no parar.- Intenta calmarte, Lia. Quiero ayudarte, y sé que tú también necesitas escucharme.

Carol se sentó a mi lado y me abrazó de tal forma, para que yo apoyara mi cabeza en su hombro. Estuvimos unos segundos así, hasta que Carol volvió a romper el silencio en el que solo se oía mi llanto.

- Cuando pasó lo de tu padre, sé que tu madre y tu iniciasteis un vínculo irrompible. En lugar de madre e hija, parecíais mejores amigas. Eso fue lo que hizo que yo me acercara a ti y me hiciera tu amiga. Quería aprender de ti para tener una relación igual con mi madre. Pero en lugar de eso, aprendí a quererte y... A conocerte.-Suspiró- Te conozco desde hace doce años y, con esto te puedo decir que, puede que te conozca mejor que a mí misma. Por esto sé que después de lo de ese hombre - Sabía mejor que nadie a quien se refería- y que tu madre entrara en depresión, vuestro vinculo se debilitó. Tu madre no podía ser la misma, estaba, y está, con una depresión. Tu, desde que va a terapia con David, crees que está mejor, que ha prosperado, pero yo, cuando vine la semana pasada a tu casa, vi que no. Tu madre ahora vuelve a hablar un poco, pero sigue igual, todo por lo que ha pasado no puede desaparecer de su memoria de la noche a la mañana... Natalia, necesitas abrir los ojos y ver que tu madre necesita mucho más tiempo para volver a ser la que era.- Dejó que lo procesara durante unos segundos- No sé qué es lo que ha pasado hoy, pero sé que es por tu madre, tu forma de llorar... Natalia... Lo siento mucho pero... Creo que necesitabas que alguien te dijera la verdad y yo te la doy: Clara, tu madre, sé que en el fondo te quiere, pero tiene miedo que le vuelvan a hacer daño.
- Soy su hija... No le haría daño...-Cogí aire- Nunca lo haría.
- Lo sé, pero tu madre está en una etapa que no lo sabe. Ayúdala.
- ¡¿Cómo?! He hecho de todo...
- No lo sé Lia... Simplemente demuéstrale que la quieres... Yo... No sé... Eres tú quien la conoce mejor que nadie. Sabrás lo que tienes que hacer.

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Después de hablar con Carol me fui a casa. Cuando llegué mi madre seguía igual delante de la televisión. No sabía qué hacer. Yo no había dejado de llorar, y sin ninguna otra opción llamé a David, él sabría lo que tenía que hacer. Él me dijo que a partir de ese momento, mi madre debía ir a terapia cada día, que eso sería lo mejor para ella y entonces me dijo que debía ser paciente con mi madre, que no la forzara. Al día siguiente David vino a casa y estuvo hablando con mi madre casi dos horas. Cuando terminó, vino hacia mí y me dió un especie de folleto con unas cuantas recomendaciones para saber cómo tratar una persona deprimida: 
  1. Aceptar a la persona y quererlo tal y como es.
  2. Mantener una actitud comprensiva y positiva.
  3. Ser coherente con lo que se dice y hace.
  4. Tener paciencia y enseñarle a la persona a ser paciente.
  5. Motivar a la persona para realizar actividades de su gusto.
  6. Ayudarlo con su terapia.
Sólo eran seis apartados con seis recomendaciones. Debía hacerlo, tan solo por mi madre. Tenía que ayudarla, me necesitaba.

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Era veinticuatro de diciembre, Nochebuena. Mi madre estaba estirada en el sofá mirando una telenovela. No sabía qué hacer. Había intentado motivarla a que hiciéramos otro pastel juntas, pero no quería, al menos solo hizo un sonido extraño y ni se inmutó cuando se lo propuse. Estaba perdida, mi paciencia no lo soportaría, mi carácter estallaría y volvería a irrumpir todos esos seis puntos con recomendaciones de David.

Eran las ocho y media de la noche cuando sonó el timbre de la entrada. Había encargado unas pizzas para cenar. Sí, día de Nochebuena y yo comiendo unas pizzas. Abrí la puerta, pero para mi sorpresa no era el repartidor, era Carol y... ¿Ángel? 

- ¿Hola?-Dije un poco confusa.
- ¡Hou, Hou, Hou! Feliz Navidad pequeña, ¿Has sido buena este año?- Carol ya estaba haciendo tonterías de las suyas, había puesto una voz grave intentando imitar a Papá Noel.

Parpadeé varias veces, me extrañaba que estuviesen allí.

- ¿Cómo es que habéis venido?
- ¿Hace falta que lo preguntes?- Carol me miró intentando parecer dolida por que no supiese su razón por esta visita.- Argh... ¡Mira que eres tonta Lia! Hemos venido a pasar contigo la Nochebuena, no podemos dejar que nuestra patosilla de la cocina pase esta noche sola... ¿Ahora nos dejarás pasar?- Mi amiga se veía animada y eso hizo que me transmitiera a mi sus ánimos.
-Sí, sí, claro. Lo siento, entrad- Abrí más la puerta y me aparté para dejar que entraran.- ¿Y tu... Ángel, cómo es que has venido?- Sentía mucha curiosidad por saber sus motivos.
- Eh...- Me miró un poco...¿confundido?- Bueno, Carol me ha arrastrado para venir...
- ¡Mentiroso! - Carol se giró hacia él cruzándose de brazos.- ¡En cuánto he dicho que yo vendría para no dejarla sola, tú has decidido venir porque decías que "el otro día me dejó preocupado"!- Lo último lo dijo imitando la voz de su primo.

Sonreí, Carol, cada día, me hace recordar porqué es mi mejor amiga. Siempre me hace olvidar los malos momentos.

Después de esto bajamos al piso de abajo de mi casa dónde se encontraba sólo un trastero y una habitación grande donde había un sofá que hacía forma de "L" y una televisión gigante. Detrás del sofá se encontraba una mesa redonda con cuatro sillas y en la esquina de la sala había una estantería llena de libros que eran de mi madre cuando era pequeña y yo leía alguno, de vez en cuando.

Cuando íbamos a sentarnos en el sofá oí el timbre, otra vez. Pero en esta ocasión sí debía ser la pizza.

- ¿Esperabas a alguien, Lia?- Preguntó Ángel.
- Sí, la comida.

Subí rápidamente las escaleras. Saludé el repartidor, le pagué las pizzas y cerré la puerta. Estaba a punto de bajar las escaleras pero me paré. Fui hacia donde estaba mi madre.

- Mamá, han venido Carol y Ángel, ¿Te apetece bajar con nosotros? - En ese momento estaba siendo paciente (punto 4) y positiva (punto 2), intentaba seguir lo que me dijo David.

Negó con la cabeza, mis ánimos volvieron a bajar.

- Vale, ¿Al menos quieres comer algo? He encargado dos pizzas...
- Ahora no...- Inspiré y expiré fuertemente, debía ser comprensiva (punto 2)
- De acuerdo, pero necesitas comer. Más tarde subiré y tendrás que comer un poco, ¿Si?- Mi tono de voz era amable.
-Hmm... - Con esto me pareció que asentía, así que me dirigí hacia las escaleras y bajé.

Carol estaba estirada en el suelo mirando en el armario de debajo de la televisión diferentes películas que tenía. Y Ángel estaba de pie, con las manos en los bolsillos.

- ¿Esta es tu comida de Nochebuena?- Ángel se quedó con los ojos muy abiertos de la sorpresa.
- Ehh... Bueno, no está mal... ¿No?
- A ver, ¿Qué tienes para cenar? - Carol se levantó del suelo y se giró hacia mí.- ¡¿Pizzas?! ¡Lia, de verdad que, eres única! 
- Y tanto... Solo a ella se le puede ocurrir encargar pizza para cenar en Nochebuena.- Añadió Ángel.
- Bueno, pues si no os parece bien ya sabéis donde está la puerta- Dije fingiendo que me había dolido lo que habían dicho.
- Venga... Vamos a ver de qué las has encargado.- Dijo Carol.

Nos sentamos en la mesa y abrimos las cajas de las pizzas. Empezamos a charlar mientras comíamos.

- Por cierto, he estado viendo qué películas tienes y... Me decepcionas... -Carol negaba con la cabeza.- ¡¿Cómo no puedes tener ninguna película de Navidad?! ¿Ahora qué veremos después de cenar?
- Bueno... No sé, cualquier otra cosa... ¿No? -No entendía la reacción de mi amiga.
- ¡NO! Cualquier otra cosa no, estamos en Navidad, tenemos que ver una película de Navidad...
- A ver...- Pensaba en qué películas tenía.- Creo que sí tengo una... Se llama "Love Actually"
- ¡Oohhh! ¡¿De verdad?! Pues ya está, yo voto por ver esta- Dijo Carol con una sonrisa triunfante.- ¿Y vosotros?- Yo hice un gesto con los hombros en signo de indiferencia. La verdad tenerlos esta noche ya significaba mucho para mí.- Vale, tu Lia también votas que sí, quedas tú Ángel... ¿Qué dices?
Él bajó la cabeza y suspiró, pero pude ver como una pequeña sonrisita se le escapaba porque me fijé en que se le marcaban los hoyuelos.

- Si te digo que no la pondrás igualmente, así que ¿Por qué preguntas Carol?- Levantó la mirada y observó su prima con diversión.
- Tienes razón. Pues decido... ¡Vemos "Love Actually"!- Dijo ella emocionada.

Recogimos las cagas de las pizzas y los vasos que habíamos usado y mientras yo lo subía todo a la cocina ellos prepararon la película. Cuando volví me los encontré ya sentados en el sofá, bueno, Carol completamente estirada al lado del sofá que acaba haciendo la forma de "L" y Ángel a la otra punta, bien sentado. Yo llevaba las palomitas, así que me senté entre ellos dos y apagué la luz para sentirnos como en el cine. 
Ya habíamos visto gran parte de la película. Estábamos en la parte que el primer ministro se pone a bailar y Carol se estaba partiendo de la risa. Ángel y yo también nos reíamos, solo porque la risa de Carol se pega.

- Vale, vale... Parad la peli...- Carol casi lloraba de tanto reírse.- Tengo que ir al baño después de reírme tanto.

Yo negué con la cabeza, divertida, y paré la película. Carol se levantó en dirección al baño.

- Eh... Carol, el baño de esta planta no va bien, será mejor que vayas al de arriba...- Dije yo en tono de disculpa.
- ¿Qué?... Joo... Bueno, vale. No tardo. Un minuto.- Subió corriendo las escaleras.

En ese momento quedamos solos Ángel y yo.








CAPÍTULO 8


Entonces un silencio incómodo inundó la sala. Ángel y yo hacía semanas que no hablábamos. Bueno, sí habíamos hablado, pero solo por temas del trabajo.

- ¿Estás mejor?- Ángel fue quien empezó a hablar.
- ¿Qué?- No sabía a qué se refería.
- El otro día, cuando llegaste a la repostería...- Me miró arrugando la frente.- Me dejaste preocupado.
- Así que Carol tenía razón, ¿No?- Me sentí... ¿halagada? por que, realmente, se había preocupado por mí y había venido tan solo por saber cómo estaba.
- Supongo.- Aún así, él mantenía su compostura de orgullo.
- Gracias.- Dije sinceramente.- Y, sí, estoy mejor, o estoy intentando estarlo.
- Sabes que si necesitas cualquier cosa... Bueno me puedes llamar.

Ángel parecía otra persona, durante toda la noche se había comportado como una persona normal y corriente, sin cambios de actitud ni nada. Me sorprendía y a la vez se lo agradecía. Me gustaba este Ángel.

- Claro, gracias.- Le sonreí para hacerle saber que verdaderamente le estaba agradecida.

Entonces otro silencio incómodo volvió a apoderarse de la estancia.

- Si que tarda Carol... Si tarda mucho más voy a creer que se la ha tragado el lavabo.- Dije intentando romper ese momento tan extraño.-A Ángel se le escapó una pequeña sonrisa.- Por cierto,-Entonces me miró directamente a los ojos. Su mirada esmeralda me tenía cautivada desde el primer día.- eh... Gracias por lo de hoy, de verdad, os lo agradezco mucho. De Carol me podía esperar una cosa así, pero me ha sorprendido que también vinieras tú.
- Bueno, si no te ha gustado mi visita me voy ¡eh!- Ya empezaba a ser el mismo Ángel de siempre.

Rodé los ojos y hice una sonrisa torcida.

- No te impediré que te vayas.- Dije yo siguiéndole el juego. Él me miró sorprendido por mi respuesta y parpadeó varias veces.
- Pues me voy.- Se levantó del sofá.
- Pero...- Se giró y volvió a dedicarme su mirada más hipnotizadora.- preferiría que te quedaras. Me gusta tu... compañía...- Supe en cuanto terminé decir esto que estaba más roja que un tomate.

En ese momento Ángel volvió a sonreír de una forma que se le veían los dientes, blancos y perfectamente alineados.

- Ya sabía yo que me necesitabas.- Ya volvía adaptar su faceta de arrogante. Mientras lo decía se volvió a sentar.- Sigo siendo tu maestro sabelotodo.
- Sí, claro... Yo de ti controlaría un poco tu ego.
- ¿Mi ego? ¿Mi ego por qué?- Me miró confuso.

Yo elevé una ceja en señal de que era evidente. Pero su expresión no cambió.

- ¿Mi maestro sabelotodo? ¿En serio?- Dije yo.
- El otro día me dijiste tú- Dijo Ángel con convencimiento.
- Oohh.. ¡Por Dios!, lo decía en broma, ¿Ahora no te vas a creer que te adoro y todo, no? Mi maestro sabelotodo...- Negaba con la cabeza.
- Así que lo decías en broma eh... Mira que yo pensaba que de verdad me tenías hasta en un pedestal... - Me dijo de forma irónica.

Me lo quedé mirando durante un rato largo. Desde hacía tiempo no me sentía tan a gusto hablando con alguien. Solo con Carol me sentía lo suficientemente a gusto como para ser yo misma y ahora... También con él. 

- ¿Qué miras tanto?- Me preguntó.
- A alguien que aparenta ser humano pero yo apostaría a que es de otra especie... Puede que hasta sea un extraterrestre.- Dije toda convencida yo.
- ¿Me acabas de llamar extraterrestre?- Parecía divertido.- ¿No has encontrado nada mejor que decirme? ¿Como que soy el tío más guapo con el que te has cruzado o que mis ojos te encantan?- Se acercó un poco a mí, parpadeando de forma que al ver sus ojos verdes se te escaparía un suspiro.

Me quedé más rato mirándolo.

- ¿Y?- Dijo él dándome pie a que hablara.
- Y ¿Qué?
- ¿No te vienen ganas de decirme que mis ojos te tienen loca? - Dijo él empezando a hablar con bastante egocentrismo.
- Mmmm....- Hice como si me lo pensara.- No.- Lo empujé un poco para que se apartara de mí y volviéramos a estar a la distancia inicial del uno al otro.
- Yaa...- Dijo esto en señal de este asunto no terminaría así.
- ¡YA ESTOY AQUÍ!- Dijo Carol gritando al entrar a la sala.
- No eres invisible Carol, podemos ver que has llegado.- Dijo Ángel con un tono que parecía de... fastidio.
- Vale mister estúpido...- Carol le hizo mala cara.- Siento haber tardado pero cuando fui al baño no había papel y tardé mi tiempo en encontrarlo...- Dijo un poco avergonzada.
- Tranquila.- Dije restándole importancia.- Venga terminemos de ver la película, que si no, se nos hará tarde.

Volvimos a ver la película. Estábamos a punto de acabarla estábamos por la escena en que una niña canta la canción "All I want for Christmas" , realmente, esa niña cantaba muy bien. Me fijé en Carol, había pasado a estar completamente estirada a estar sentada con las piernas dobladas y mordiéndose las uñas. Las escenas amorosas le encantan. Entonces me giré hacia Ángel, no llevaba mirándolo ni un segundo cuando el también se giró hacia mí. Se me cortó la respiración. Verdaderamente sus ojos me tenían loca. Me cogió la mano y me dijo solo moviendo los labios: "Feliz Navidad" y me guiño un ojo. Se me escapó una sonrisa. Le apreté la mano con la que había cogido la mía y hice lo mismo que él, le deseé una feliz Navidad. Pero antes de dejarme de coger la mano vi que decía a lo bajini: "Ya lo es". Dicho esto dejó de sostener mi mano y volvió a mirar la película. Me dejó con el corazón desbocado. Definitivamente tantos cambios de actitud que experimentaba Ángel me acababan afectando.

Yo también me giré para seguir viéndola. En ese momento vi que Carol estaba mirándome, la miré yo también. Ella estaba haciendo mala cara, me miraba con curiosidad, yo moví los hombros en señal de que ignoraba lo qué le pasaba y por fin dediqué toda mi atención al final de la película.

Cuando terminó, nos quedamos cinco minutos más hablando un poco. Con todo se habían hecho las doce y media, ellos dos se tenían que ir así que los acompañé hasta la puerta. Les descolgué los abrigos que habían colgado en la percha de la entrada y se los dí. En ese momento, me acordé de la chaqueta que Ángel me había prestado el otro día.

- Un momento, ahora vuelvo.- Subí corriendo las escaleras, fui a mi habitación y cogí la chaqueta. Antes de volver volví a olerla. Me invadió el olor de nube de feria, me mordí el labio. Este chico era el más diferente y único que había conocido en mi vida.

Bajé las escaleras y le entregué la chaqueta a Ángel.

- Gracias, y siento no habértela podido devolver antes.
- Oh, de nada, ya ni me acordaba.- Cogió la chaqueta.

Carol volvió a mirarme de la misma forma que antes. Entonces para despedirnos, me abrazó y me dijo flojito a mi oído:

- Tu y yo tenemos que hablar seriamente de lo que te pasa con Ángel...- Cuando se separó de mí me hizo una mirada de advertencia. Yo, un poco confundida, asentí.

Tocaba despedirse de Ángel. Era un poco raro, porqué no sabíamos cómo hacerlo: ¿Dos besos? ¿Un abrazo? ¿Un adiós con la mano?... Ángel estaba estático esperando a que yo me decidiera. Así que moví mi ficha, di un paso adelante y le abracé. No de la misma forma del otro día, que me había reconfortado completamente, esta vez era un abrazo... cálido.

- Gracias, por todo.- Dije mientras me separaba de él.

Noté que se había quedado un poco aturdido y sorprendido, no esperaba que le abrazara. Pero en ese momento yo, creí que era el mejor modo de despedirnos, así que no me preocupé demasiado por su reacción.

- Nos vemos chicos. Pasad unas buenas fiestas.- Me volví a despedir de ellos cuando ya habían salido de casa y estaban atravesando el jardín.
- Igualmente, Lia.- Dijo Carol.- Y, ¡CUIDATE!
- Lo haré, gracias.

Cerré la puerta y me volví a encontrar rodeada de soledad y falta de cariño por parte de mi madre.










CONTINUARÁ...
Espero que hayáis disfrutado este maratón. Y bueno después de esto, como ya os dije tardaré un poco en subiros algo, a causa de los exámenes, pero espero que no me abandonéis y seguid aquí. ¡Graciaas!
Un beso ;)
PD1: Quería deciros que sé que tengo lectores "fantasmas" (por decirlo de alguna forma) agradecería que los que me leéis y no me decís nada, me comentarais, los comentarios me suben la moral para ir subiendo capítulos. ^_^
PD2: El día 14 si puedo os subo cap :3 Sé que tendréis que esperar bastante, lo siento, pero al menos espero que os haya gustado el maratón que he hecho.

¡Nos vemos!

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