jueves, 21 de marzo de 2013

Between sugar and love 12


CAPÍTULO 12


Noté como mi respiración se aceleraba. No sabía cómo reaccionar. El calor que desprendía su cuerpo y llegaba a mi, a través de mi espalda, me ponía aún más nerviosa.

- Solo tú Natalia.- Definitivamente ese era Ángel, su voz aterciopelada era única e inconfundible.

No tenía nada que decir así que, tan solo, me giré para encontrarme con sus ojos. Esos ojos que me traían loca, que me hipnotizaban. Me encontré envuelta por sus fuertes brazos. Yo tenía mis manos apoyadas en su pecho. Estaba paralizada, ¿Qué era lo que sentía por este chico? Aún no estaba segura. No podía precipitarme, no quería cambios demasiado drásticos a mi vida, quería ir poco a poquito, a pasos de hormiga. No podía dejarme llevar por unos sentimientos que puede que tan solo fuesen pasajeros.

- Vale-Sonó una voz desde el umbral de la puerta de la habitación.-Ya he visto suficiente hermanito.-La conexión que tuvimos Ángel y yo con esa mirada que compartíamos desapareció y los dos giramos las cabezas hacia la puerta, donde se encontraba Jose.- ¡Oh! Lo siento, ¿He arruinado vuestro momento?- Dijo irónicamente.
- Jose, ¿Qué quieres?- Le preguntó duramente Ángel a su hermano sin mirarle directamente.

A Jose se le escapó una pequeña risa de diversión.

- No nada, solo...- Unió las cejas y nos miró como si fuera un momento del que se pudiera disfrutar.- Sentía curiosidad.- Ángel apretó fuertemente las manos en puños y se separó de mí para dirigirse directamente a Jose.
- ¿Curiosidad? ¿Seguro?- Notaba cómo cada vez se tensaba más el ambiente entre ellos dos.
- No.-Respondió de una forma que parecía que fuese inocente.- Quería divertirme un poco a tu costa.- Dijo con una sonrisa en la boca haciéndole parecer aún más un ángel (qué ironía...) que no un demonio, que era lo que era.

Hice un paso para hablar pero Ángel se me adelantó y no pude decir nada.

- ¡¿Por qué no me haces un favor a mi y a toda la humanidad y desapareces, eh?!- Dijo Ángel bruscamente.
- Porque entonces todo se te haría demasiado fácil, hermanito.-Siguió hablando con el mismo tono de ironía.
- Déjame de llamarme hermanito o juro que...- Esta amenaza provenía de Ángel, no lo podía creer, él no acostumbraba a comportarse así.
- ¿Eso es una amenaza, hermanito?- Resaltó la palabra "hermanito", a más no poder, para enrabiar a Ángel.- Porque, ¿qué me harás? ¿Me pegarás como la última vez?

No entendía nada de lo que hablaban, pero cada vez me sentía más incómoda y confundida.

- Lo hice porque te lo merecías.- Ángel volvió a recuperar su tono de cautela.
- ¿Que me lo merecía?- De la garganta de Jose salió otra de sus risas irónicas.- Yo creo que se lo merecía más Rebeca.-Anunció de manera gratificante.
- ¡No vuelvas a nombrarla en lo que te queda de vida!- Vi, desde donde estaba yo parada, que la mirada de Ángel estaba llena de furia.- ¡No lo vuelvas a hacer! ¡MIERDA!- Saltó él otra vez aún más enfurecido.

Ángel se apartó de su hermano y se fue de la habitación, dejándonos a su hermano y a mi allí solos. Yo me sentía fuera de lugar. ¿Que debía haber pasado entre ellos dos? ¿Y esa Rebeca quién era? No entendía el comportamiento de Ángel, pero algún motivo debería tener para reaccionar de esa manera.

- No te preocupes. -Jose se dirigió a hablar conmigo.- Mañana volverá a ser el mismo chico pacífico de siempre.- Me quedé callada, no tenía ganas de hablar, y menos con él.- Si quieres podemos volver a la misma situación que hace unos minutos, con la única diferencia que con quien te besarás será mejor partido que Ángel. Seré yo.-Me guiñó el ojo de una forma repugnante.- Y para mi no serás una segunda oportunidad, lo serás todo, porque aunque no me vayas a creer, para Ángel no eres una segunda oportunidad, lo que ha querido decir es que eres un segundo plato.
- No me hables.-Le dije. No quería sentir nada de lo que decía. Con ver como había provocado a su hermano tenía suficiente.
- Natalia, bonita...-Dijo intentando imitar el tono de voz de Ángel
- No me llames así.-Estaba controlando mi carácter, pero notaba que iba estallar pronto.
- Mira, yo solo te digo la verdad.-Adoptó una actitud más formal y educada.- Para Ángel solo ha habido una chica en su vida. No ha existido, ni existirá, nunca nadie que la pueda remplazar. Por eso te digo esto: -Sus ojos expresaban sinceridad, pero no podía permitirme creerlo.- déjalo, olvídalo y no le hagas daño.

Me quedé estupefacta. Jose, en cuanto al carácter se parecía mucho a Ángel, sus cambios de actitud repentinos me llevaban a la locura, pero sentía que me había sido sincero. Por muy hipócrita y irónico que había sido anteriormente, esa vez hablaba seriamente.

- Haré lo crea convincente. Tú no me mandas.-Dije manteniendo mi orgullo.- Ahora, ¿Me dejas marchar?- le pregunté cuando ya me encontraba al lado de él junto a la puerta que obstaculizaba.
- Lo digo en serio, Lia.- Me cogió por los brazos fuertemente.- Es mi hermano y, aunque no lo parezca, me preocupo por él, porque es mi hermano, el pequeño, y tengo una responsabilidad hacia él.- Me estaba hablando mirándome fijamente en los ojos, dejándome sin respiración.

De un estirón me libré de su agarro y salí de esa habitación.

Nuevo año y sin segundas oportunidades de mejorar, todo eran más problemas. ¿Por qué no podía ser todo más simple? Bajé rápidamente las escaleras y me fui hacia donde todo el mundo bailaba. Intenté buscar a Ángel, pero fue misión imposible, seguramente ya hubo salido de la casa. Por eso decidí buscar a mi mejor apoyo y mi confidente, Carol. La estuve buscando un buen rato, pero cuando estaba a punto de rendirme, a causa de la multitud de gente que se había añadido a la fiesta, me fijé en una melena rubia como el oro inconfundible, mi amiga. Me fui directamente hacia ella. Ya estaba empezando a beber demasiado así que la cogí y me la llevé fuera.
Salí por la puerta de la entrada mientras iba arrastrando a Carol hacia la calle.

- Déjame Lia...- Protestó ella.- ¡Quiero volver a la fiesta!- siguió.

No le contesté seguí caminando mientras la llevaba conmigo. Nos dirigimos a su coche y allí cogí sus llaves y lo abrí. La obligué a sentarse en el asiento del copiloto, colocándome yo en el puesto para conducir.

- ¡Bájame!- Aún se estaba quejando.- Eres una sosa...-Acabó diciéndome.
- Carol...-Empecé a decir yo.

Ella me hizo un ruido con la garganta en señal de que hablara.

- ¿Quién es Rebeca?- Dije sin ningún tapujo.

Mi amiga inmediatamente giró la cabeza hacia mi con los ojos abiertos como platos.

- ¿Quién te ha hablado de ella?- Respondió esta vez sin hacer de niña pequeña, ni rechistando.
- Nadie.-Reflexioné lo dicho.- Bueno, en una conversación he oído hablar de ella...-Acabé diciendo yo un poco cortada.
- Rebeca era...- Apartó la mirada de mí y la dirigió a ningún sitio en concreto, parecía como si estuviera ensimismada.- Era perfecta. Tenía los ojos castaños, el cabello pelirrojo, parecido al tuyo, parecía... Rebeca era como una muñeca de porcelana. Delicada, suave y perfecta. Hace dos años ella y Ángel fueron novios. Eran como dos piezas de un puzle que encajaban, estaban hechos el uno para el otro.

Durante un pequeño rato se quedó callada. Yo no podía hacer nada más que escuchar, no sabía cómo reaccionar ni qué decir.

- Pero...- Siguió hablando con un poco de indecisión.- El día que ella cumplía diecinueve años...- Tragó saliva fuertemente.- Tuvo un accidente. Murió.- Entonces me miró con los ojos llorosos.- Y...- Empezaba a tartamudear por el dolor que sentía.- tuvo el accidente por culpa de...- sollozó.-Todo fue culpa de Jose.
- Carol...-Empecé a decir.- ¿Qué tiene que ver Jose con todo esto?
- Rebeca, después de pasar todo el día con Ángel y la familia había quedado con él. Ese día por la noche empezó a llover y ella iba en moto. Estaba a punto de llegar donde había quedado con Jose, pero cogió mal una curva y... Se estampó. La ambulancia llegó en pocos minutos, pero mientras la estaban operando en el hospital... falleció.-Acabó diciéndome con un suspiro.
- Pero...
- No, Lia. Basta.-Dijo mirándome dolida.- No más por hoy.- Me suplicó.

Asentí, así que arranqué el coche y nos fuimos para casa.

Tan solo habían pasado unas horas desde que había empezado el año nuevo y yo ya estaba con más problemas y confusiones que el pasado. 

Quería hablar urgentemente con Ángel. No, no lo quería, lo necesitaba.












¡FIN DEL 12º CAPÍTULO!
Espero que este capítulo os haya gustado. Hoy no pensaba subir, pero a causa de la insistencia de mi Sari, he acabado subiéndolo. ¡¡¡Así que este capítulo es para ti!!! *-* Que ya sabes que te adoro :3
Y bueno, también para todos los que me leéis, que me apoyáis un montón y os lo agradezco mucho, mucho, muchísimo.
Un abrazo extra-mega-fuerte!! <3





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