domingo, 24 de febrero de 2013

Between love and sugar 5

CAPÍTULO 5



Cuando tuve bien amasada la masa para el pan, salí de la trastienda. Ángel estaba entregándole a un niño de unos diez años un donut cubierto de chocolate... Mmmm... Qué hambre tenía... No había comido nada al salir de casa y al ver aquel donut me entró de golpe.

- Adiós, ¡Gracias!-Dijo el niño saliendo de la tienda empezándose a comer el donut.
-A ti, y que aproveche.-Ángel estaba sonriendo al niño y me fijé en que se le marcaban unos pequeños hoyuelos.

Éste se dio la vuelta y se encontró conmigo.

-¿Ves como tenía razón?
-¿Eh?- Elevé una ceja en señal de confusión
-Antes me habías dicho que la gente "normal"-Dijo remarcando la palabra normal con unas comillas.- no venía a estas horas a comprar y mira por donde... ¿Quién tenía razón?

Me miraba para que le contestara a su pregunta, que mas bien era una pregunta retórica, pero no le pensaba seguir el juego esta vez, así que me quedé callada.

Moi! Oui madamme, moi.- (¡Yo!, si señora, yo) Dijo con una sonrisa triunfante haciendo un gesto de grandeza hacia sí mismo.

Negué con la cabeza.

-¿Qué? ¿Ahora ya no soy tu maestro sabelotodo o qué, eh?- Tenía ganas de broma pero yo no, sólo necesitaba comer algo.

Me notaba mareada, no había comido nada desde hacía doce horas. Ayer cuando cené solo comí un yogur con unas cuantas galletitas, así que no había comido casi nada.

-¿Te pasa algo, Lia?- Me miró con cara de preocupación.
-No, no tranquilo, está todo bien.- Me esforcé en sonreír de la forma más convincente que pude.

Asintió con la cabeza siguiendo dudando de lo que le dije.

-Como quieras...-Respondió él.

Justo en ese momento en el que nos quedamos en silencio mi estómago empezó a rugir. Ángel se giró hacia donde yo estaba apoyada y me miró mientras se le estaba escapando la risa.

-¿Qué ha sido eso?-No se aguantaba más la risa y estalló a reír. Yo me puse toda colorada de la vergüenza.
-¡Vale, ya está ¿No, Ángel?!- Estaba muy incómoda en esa situación.
-¿No me dirás que no tienes hambre?-Ángel aún se reía pero de una forma ya más controlada.- Lia, ¿Has comido algo hoy antes de venir aquí?-Ahora dejó de reírse y me miró seriamente.
-No, bueno, con las prisas... No me ha dado tiempo.-Dije aún más avergonzada.
-Dios, cuántas excusas os inventáis las chicas para no comer y estar delgadas-Dijo la última palabra en tono irónico. Parecía decepcionado.
-No es ninguna excusa, ¡Es la verdad! He tardado en levantarme y, simplemente, para no llegar tarde, no he podido comer nada...
-Bfff... Venga come algo, estás muy blanca.-Me dijo cogiendo un croissant del mostrador y dándomelo- Si no comes te vas a marear.

Lo acepté. Estaba comiendo ese croissant, era delicioso, muy gustoso y el azúcar que tenía por encima era tan dulce que se me hacia la boca agua con cada bocado.

-Mmmm...-Exclamé yo.-Gracias Ángel. Pero me sabe mal... ¿Cuánto te debo por el croissant?
-Nada. Es un favor, ya me lo devolverás otro día.-Se quedó un momento pensativo.-Bueno, en realidad ya me debes dos. Uno por acompañarte a casa el otro día y el segundo por el croissant.
-¿Te apuntas todos los favores que les haces a la gente para después pedirles algo a cambio o qué?-Me molestaba la arrogancia que mostraba al decir que ya le debía dos favores.
-No, pero en tu caso creo que lo haré.-Me sonrió burlonamente.-Gracias por el consejo.-Y me guiño un ojo, también, de forma burlona.

¡DIOS! ¡ME SACA DE QUICIO! 

No hacía ni cinco minutos que se había comportado de la forma más amable conmigo ofreciéndome ese croissant para no marearme y ahora ya volvía a adoptar su actitud sarcástica de siempre.

Terminé de comerme el croissant.

-Voy a acabar de hacer el pan. ¿Qué debo hacer ahora?- Pregunté con un tono neutro.
-Emm...Sí, vale, ahora tienes que coger la masa y dividirla en treinta partes iguales, cuando las tengas, coges un rodillo y las estiras, una por una. Luego les das forma una por una. ¿Hasta aquí entendido?- Me miró interrogante.
-Sí, lo he captado, tranquilo, puedes seguir-Dije yo tibante.

Él suspiró fuertemente.

-Lia, con esta actitud no se puede trabajar contigo. Debes ser más abierta.
-Que debo ser ¿qué?-Noté, como antes él me había dicho, que estaba arrugando la frente- ¡Encima será mi actitud! ¡La tuya nunca impide que pueda trabajar tranquila, no, qué va!-Estaba hablando irónicamente. Me fui a la trastienda bufando de la rabia.

Estuve encargándome de hacer el pan e hice todo lo que me había dicho, pero entonces no supe cómo debía continuar. Así que salí fuera y le pregunté.

-Ya he hecho todo lo que me dijiste, ¿Qué debo hacer ahora?- Estaba intentando evitar el contacto visual.

Noté como Ángel se giraba y me observaba.

-Vamos, te lo enseñaré, normalmente a estas horas no suele venir nadie.

Nos dirigimos a la trastienda y volvimos a colocarnos, como a primera hora, uno al lado del otro para seguir haciendo el pan.

-Vale, lo has hecho muy bien. Ahora cogemos esta bandeja para ponerla al horno y le echamos la semolina.-Lo estaba haciendo él.- Así, ¿De acuerdo?-Asentí. -Lia, ¿no me vas a hablar en lo que queda de día o qué? ¿Qué te ha molestado? ¡En serio, las mujeres sois difíciles de entender, pero tú te llevas el primer puesto!
-¡Ángel!-Esta vez sí lo miré directamente a los ojos, esos ojos verdosos hipnotizadores.-¡No conoces nada de mi vida! ¡NADA! ¡Así que no puedes juzgar nada de lo que haga! ¡JODER!

Dicho esto me quité el delantal de un tirón y salí de allí. Necesitaba que llegara aire fresco a mis pulmones. Estaba fuera de la repostería, hacía frío, me estaba congelando, pero ese aire que pasaba lo agradecía porque me calmaba. 

No podía aguantar más tiempo a su lado comportándose de esa forma, no... Ya había aguantado suficientes  cambios en mi vida desde los séis años, como para que ahora llegue él  y cambie el rumbo de todo. ¡NO!

Me apoyé en una pared. Sentí unos pasos de alguien que se acercaba a mí. No necesitaba mirar para saber quién era.

-Ven a dentro. Hace frío y cogerás un resfriado si te quedas aquí así, sin ninguna chaqueta-Me lo dijo en un tono de voz cauto.
-Solo necesito dos minutos sola, ahora vengo.-Tenía los ojos cerrados. Necesitaba tiempo para calmarme y reencontrarme con mi misma.

Noté que se alejaba. Respiré hondo, pero a los pocos segundo noté que alguien me tocaba. Abrí los ojos de golpe y me encontré a Ángel de frente. Estaba poniéndome un abrigo encima para que no cogiera frío.

-Gracias-Sólo fui capaz de decir eso.

Él me sonrió de una manera forzada y volvió dentro de la tienda.












¡FIN!
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Sé que el capítulo de hoy no es muy largo, pero... ¡BUENAS NOTÍCIAS! El viernes o el sábado os intentaré colgar maratón, porque tendré exámenes trimestrales dentro de dos semanas y bueno...TT
Además, la semana siguiente tampoco podré porqué voy al BT BCN y lo veo difícil que cuelge capítulo, aún así se intentará.
PD: durante este tiempo no me abandonéis por favor, intentaré colgar lo más pronto posible :)

¡NOS LEEMOS! ^_^ 


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